Tengo que reconocer algo: el espejo estaba muy desgastado. Lo cual era normal, tantas veces mirándome allí que su material opaco se había tornado translúcido. No sé si por el paso del tiempo o porque empezaba a odiarme, verme todos los días allí frente a él creo que empezaba a resultar aburrido y, tal vez, incluso abrumador. Solía juzgarme, me miraba y lo único que se me ocurría era rechazarme. Sólo encontraba defectos, por todas partes, aunque no los tuviese, los inventaba.
(y a veces me pregunto qué habrá al otro lado, porque tendrá que haber algo, ¿no?)
Deberíamos aceptarnos más como somos...sino se odia al espejo y el no tiene la culpa!!
ResponderEliminaryo tambien creo que algo debe de haber si no..
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