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miércoles, 20 de abril de 2011

We do not remember days, we remember moments.


De repente llega un día en el que te olvidas de todo lo que te hayan podido decir antes, te dejas llevar y empiezas a creer en la magia. No en la magia que "hacían" esos magos que sacaban un conejo del sombrero, ni en la magia de los cuentos de hadas donde una pobre jovencita se convertía en princesa. Me refiero a la magia del momento. A la magia de vivir.


Aquella magia que saca a relucir sonrisas y mejillas sonrojadas. Aquella que nos ataca de imprevisto un jueves por la mañana y nos transporta a un lugar donde no importa el tiempo. Porque en eso consiste vivir, en no mirar el reloj y olvidarse de qué hora es, en dejarse envolver por la magia y centrarnos en los pequeños detalles, olvidar los malos momentos y recordar a las personas que dejan huella en nuestras vidas.

3 comentarios:

  1. Wow cuánta razón tiene el texto, aunque la mayoría de personas no viven porque siempre se están fijando en el reloj pienso yo.. y tampoco se fijan en los pequeños detalles desgraciadamente! Te sigo un besote (:

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  2. lo malo esque, luego te pasen la factura de la magia...


    Pd:veo que tienes twitter, te sigo! :)

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  3. Ese tipo de magia es lo mejor que hay :)
    un beso!

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